Al igual que en otras sucursales del país, trabajadores de Garbarino San Luis comenzaron a recibir el viernes los telegramas de despido que envió la empresa. En el caso del local de la capital puntana, 6 de los 10 empleados fueron cesados.
La crisis que atraviesa la empresa que maneja Carlos Rosales lleva tiempo y los trabajadores lo sufren desde hace meses: “Nos deben obra social, la jubilación desde 2019, y desde mayo solo cobramos el Repro (Programa de Reactivación Productiva) que da el Gobierno, de 22 mil pesos. Nos hacían los recibos de sueldo pero no nos depositaban nada”, confirmó Mariano Salinas, uno de los empleados que fue despedido en la última semana.
Hasta hace 15 días, que la sucursal puntana cerró, los trabajadores debieron cumplir todas las jornadas laborales como si cobraran los sueldos completos.
En el telegrama de despido que se envió a los empleados se fija que “nos quieren pagar la indemnización simple”, contó Salinas. Los trabajadores rechazan esa medida y piden la “doble indemnización”.
“No sabemos si la sucursal va a cerrar definitivamente”, añadió el ahora extrabajador.
La decisión de los actuales dueños de la empresa es cerrar todos los locales, quedarse con una docena de tiendas de Compumundo y menos de 1000 trabajadores
Garbarino no es la única empresa del rubro electrodomésticos que enfrenta una delicada situación. Hace unas semanas Ribeiro -otra de las cadenas más importantes- se presentó en concurso de acreedores, mientras que Carsa (una de las dos empresas que opera con la marca Musimundo) avanza con un proceso de reestructuración de su deuda.