En la Argentina, más de 6,6 millones de personas aún esperan la aplicación de la segunda dosis de la vacuna rusa, cuyo segundo componente es distinto del primero. La importancia de avanzar con la vacunación ante la amenaza de la nueva cepa Delta
La vacunación contra el coronavirus en la Argentina ya alcanzó al 50,4% de la población con al menos una dosis, pero solo el 12,8% tiene el esquema completo. Y pese a que siguen llegando vuelos con cargamentos de inoculaciones y que el Gobierno habla de un ritmo de vacunación récord, los números dicen otra cosa: el crecimiento de las inmunizaciones con primeras dosis fue escaso, mientras que si se analiza el ritmo de vacunación con segundas dosis, en la última semana bajó el 20%. En los últimos 7 días, el promedio semanal de aplicación fue de 58.211, mientras que en la semana previa había sido de 72.728. Por ende, implica un descenso del 19,96%.
Ahora bien, entre tantas noticias vinculadas con la campaña de vacunación, la aplicación del segundo componente de la vacuna Sputnik V, creada por el Instituto Gamaleya de Rusia, se transformó en un dolor de cabeza para la Argentina. Hay más de 6 millones de personas que iniciaron sus esquemas con esa fórmula y no saben cuándo llegará la segunda.
El intervalo ideal era de 21 días, período que luego fue extendido a 12 semanas por el Consejo Federal de Salud, ante las constantes demoras en los envíos por parte de Rusia. Más de un millón de personas ya superaron ese lapso de tiempo sin recibir su segunda vacuna. Por eso, la Ciudad de Buenos Aires y otras jurisdicciones comenzaron a hacer pruebas sobre la combinación de fórmulas de distintas compañías.