La población de Rusia vive momentos de angustia y descontento en medio de un pico de contagios y muertes por una ola de contagios por coronavirus que golpea a gran parte de la población del país. Hoy, el Kremlin reconoció que no podrá vacunar al 60% de su población contra el COVID-19 para el otoño boreal como estaba previsto debido a la escasa demanda de inyecciones, dijeron voceros oficiales este el martes. Esto ocurre un día después de que el país registrara su mayor número de muertes diarias por el coronavirus.
Las autoridades rusas han culpado del reciente aumento de los casos de COVID-19 a la variante infecciosa Delta, que, según dicen, representa alrededor del 90% de todos los casos nuevos, y a la renuencia de muchos rusos a vacunarse. Es que al parecer, la población rusa no cree en las promesas de inmunidad de la promocionada vacuna Sputnik.
Desde el anuncio de la creación de la vacuna Sputnik V, la población rusa se mostró renuente a inocularse con la fórmula del Instituto Gamaleya. No confían en el gobierno, sobre todo. Sin embargo, y pese a las críticas internas, el gobierno continuó vendiendo y promocionando las dosis por el resto del mundo.
La baja aceptación, a pesar de las vacunas gratuitas y ampliamente disponibles, ha obligado a las autoridades de algunas regiones a introducir la inoculación obligatoria para algunos trabajadores y crear incentivos para otros, como ofrecer la oportunidad de ganar un automóvil o un apartamento.
“Vemos que el número de personas que quieren vacunarse ha aumentado esta semana”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, a periodistas en una conferencia telefónica. ”Pero antes de eso había una baja aceptación incluso si se daban todas las condiciones (para vacunarse). Está claro que este objetivo de vacunación no se puede lograr. Los objetivos se retrasarán”.